El pasado 28 de julio se cumplieron 100 años de la muerte de Gloria Fuertes, una de las más importantes y conocidas (aunque no siempre reconocidas) voces de la literatura española.
De orígenes humildes y con una adolescencia truncada por la Guerra Civil, la fama de esta escritora que se declara autodidacta ha perdurado gracias al cariño del público, que antepone la ternura de su tono sencillo, sincero y sin artificios a los clichés que la catalogan como poeta para niños, naïf, ingenua o de rima fácil.
Y es que Gloria Fuertes no sólo escribió sus tan afamados y entrañables libros infantiles. En sus obras dirigidas al público adulto (Poeta de guardia o Mujer de verso en pecho) fue una poeta (que no poetisa) comprometida con su tiempo que coqueteó con el postismo y la poesía social.
Espontánea, divertida, irónica, surrealista, disparatada, pacifista a ultranza, feminista...Gloria Fuertes es única e irrepetible, con la grandeza de tener un alma con una inagotable capacidad de asombro ante la vida.
La Biblioteca ha querido sumarse al merecido homenaje a la escritora cubriendo sus paredes con algunos de sus versos más conocidos.
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